Al ver una película o serie, puede que te hayas dado cuenta de que los subtítulos no siempre corresponden con lo que dicen los personajes. Pero, ¿por qué? ¿Los subtítulos no deberían ser una transcripción de lo que se dice para pasar el audio a texto? ¿Es un problema ocasionado por los traductores? ¿O es que los traductores no son suficientemente buenos?
La respuesta es no, ¡nada de esto! Se trata de varias razones técnicas. En primer lugar, los subtítulos no corresponden con el audio por una cuestión de tiempo, puesto que hablamos mucho más rápido de lo que podemos leer. Se debe tener en cuenta la velocidad de lectura de los espectadores. Los subtítulos deben resumir con precisión lo que se dice en los diálogos sin omitir elementos. El objetivo principal es no perder el sentido de la frase, así que algunas palabras no se transcriben, puesto que no aportan información relevante. El espectador también debe tener tiempo de mirar la escena de la película. Los subtítulos deben pasar al segundo plano, el espectador no puede ver una película entera leyendo cada subtítulo, tiene que poder concentrarse en la imagen.
En segundo lugar, por una restricción espacial. Hay un límite de caracteres para que el subtítulo quepa en el centro de la pantalla. Debido a este límite de caracteres, los traductores tienen que reformular las frases (a veces hasta tirarse de los pelos) y usar sinónimos para evitar las repeticiones o incluso tienen que abreviar algunas palabras para poder cumplir con esta limitación.
En tercer lugar, la distancia entre los subtítulos y la versión original puede ser causada por el traductor. De hecho, algunos traductores prefieren alejarse del original para transmitir la idea general y convertir los subtítulos en una obra en sí misma, mientras que otros prefieren mantenerse cerca del original, con el objetivo de ser únicamente una ayuda para el espectador.
Por último, hay un aspecto más a tener en cuenta. Estamos hablando de las condiciones de trabajo de los traductores, que pueden influir en la calidad de su trabajo. Los traductores viven bajo la presión de la remuneración (que a menudo es demasiado baja) y del tiempo de que disponen. O bien las tarifas son demasiado bajas y aceptan el trabajo personas poco cualificadas, o bien aceptan el trabajo profesionales del sector pero acaba siendo una chapuza. El tiempo suele ser un problema en el sector de la traducción, porque no se dispone de mucho. Así que siempre hay que ser lo más rápido posible y, desgraciadamente, un trabajo bien hecho necesita su tiempo.
Debido a estas limitaciones, el traductor no tiene más remedio que eliminar los elementos superfluos que no son necesarios para entender la trama con el fin de crear unos subtítulos que respeten las condiciones exigidas. Es importante recordar que el hecho de que los subtítulos no correspondan con el original no significa que sea una mala subtitulación.