Durante los últimos años, hemos observado cómo la tecnología ha incrementado su presencia en terrenos como el de la traducción. El ejemplo más claro lo apreciamos en los traductores automáticos, con Google Translate como punta del iceberg, pero con otros traductores, app y dispositivos que tienen como función principal la traducción de textos o de audios a otros idiomas.
Ante la aparición de soluciones tecnológicas de este tipo, ¿es posible pensar en un futuro sin profesiones como la de traductor profesional? ¿Serán capaces las «máquinas», mediante tecnologías como la inteligencia artificial, de sustituir la función humana? Sin duda, hay muchos motivos para pensar que no.
Barbara Beatrice Lavitola, gerente de BBLTranslation, nos indica algunas de las claves que hacen de esta profesión algo imprescindible en muchos ámbitos. Así lo resume ella.
1. Mucho más que una traducción literal
La traducción de un texto que se puede lograr mediante programas como Google Translate, Babylon o Reverso se caracteriza por su matiz literal, sin posibilidad de interpretación alternativa. En la traducción, también intervienen muchos aspectos relacionados con el objetivo del cliente como el tono o intención de su mensaje o la finalidad de persuadir o vender. Sin duda, la literalidad se aleja mucho de lo que buscan la gran mayoría de clientes que solicitan una traducción profesional.
En términos publicitarios, las marcas necesitan que, en el paso de un mensaje de un anuncio de un idioma a otro, se produzca un proceso de transcreación, con una traducción unida a la interpretación, al contexto e, incluso, con la adaptación del diseño o la imagen.
Finalmente, también muy lejos de la traducción literal están los documentos jurídicos, en los que el traductor es un abogado y conoce el ordenamiento jurídico de los países de los idiomas que está traduciendo. Por ejemplo, será esencial que el traductor jurado conozca las diferencias y semejanzas entre los sistemas de derecho continental y de derecho anglosajón (Common Law). Para muchos términos y conceptos no hay una traducción exacta, por lo que el traductor tiene que saber explicar el significado en otro idioma.
2. Traducción es también localización
Sin duda, la traducción de un texto a otro idioma requiere un perfecto conocimiento del contexto cultural por parte del traductor. Un proceso de traducción que no tenga en cuenta aspectos culturales o sociales de la localización del texto final puede conllevar graves errores. Por poner un ejemplo popular, en la serie Juego de Tronos fue muy famoso el caso de la traducción de una de las frases más recordadas entre todas sus temporadas como fue el Hodor – Hold the door.
Sea en textos informativos, publicitarios, jurídicos o de temáticas específicas como pueden ser la medicina o la economía, los aspectos socio-económicos y culturales son un gran valor añadido para la traducción que solo un profesional puede lograr.
3. El valor del diseño en la traducción
Junto con el proceso de una traducción de calidad elaborada por un profesional, el cliente también requiere en muchas ocasiones una adaptación del diseño al nuevo texto mediante programas de maquetación profesionales como InDesign. Es el caso, por ejemplo, de folletos, manuales de uso, revistas, catálogos, boletines, carteles, presentaciones, tarjetas, libros, eBooks u otros materiales promocionales. ¡No ponga en riesgo su diseño!
Pida su traducción de textos en Adobe InDesign sin alterar la maquetación original.
4. La responsabilidad de una traducción jurada
Si ponemos el foco de atención en las traducciones juradas, al propio servicio debemos unir la responsabilidad que supone traducir documentos de contenido sensible para el cliente, sean particulares, organismos públicos o empresas privadas. Sin duda, una mala traducción jurada puede derivar en grandes perjuicios. Con la traducción de un documento de esta categoría por parte de una máquina, ¿asumirían la responsabilidad los creadores de la tecnología? Ciertamente, la tecnología es una herramienta que de alguna manera, más o menos bien, podría traducir un documento jurídico, pero en ningún caso una empresa tecnológica se atreva a asumir la responsabilidad de la traducción obtenida. En este sentido, el papel del traductor jurado resulta esencial.
5. Las correcciones del texto original
Cuando una agencia de traducción o un traductor profesional reciben un texto por parte del cliente, en primer lugar debe analizarlo para conocerlo y detectar posibles errores sobre los que alertar al emisor. En muchas ocasiones, la labor del traductor permite corregir esos errores y lograr que se mejore tanto el texto original como la traducción. Pensando en las capacidades de la tecnología, detectar errores del texto original se presume muy complicado, y estas incorrecciones se trasladarán de igual forma al texto traducido.
Barbara Beatrice Lavitola subraya que queda claro que los avances tecnológicos en el campo de la traducción ayudan a los traductores profesionales poniendo a su disposición varias herramientas: programas para crear memorias de traducción con el fin de mantener la coherencia terminológica de los documentos del cliente, diccionarios online que agilizan la búsqueda de palabras, foros en los que los traductores pueden consultarse, etc. Pero aspectos como la intencionalidad, el contexto, la transcreación, la interpretación del mensaje o la corrección de errores no están al alcance de ninguna tecnología, algo que garantiza un futuro estable para los profesionales de la traducción y la interpretación.